El dolor no es el enemigo. El dolor es un puente. Una posibilidad de regresar a lo más profundo de lo vivido, de lo sentido y de lo olvidado. En cada cuerpo hay una historia que pulsa, un multiverso vibrando en silencio. Y cuando ese cuerpo duele, es porque una parte de la historia se ha quedado atrapada en la estructura invisible del lenguaje. No en el lenguaje de las palabras solamente, sino en ese otro lenguaje: el de la mirada, la postura, la energía, la ausencia. Ese es el lenguaje que habla en Pulsación.
El origen del modelo psicocorporal
Nuestro modelo psicocorporal se funda sobre una epistemología que reconoce al ser humano como un sistema complejo, multiversal y pulsante. Integramos la teoría de la complejidad de Edgar Morin, la estructura del inconsciente en Freud y Lacan, y las bases de la mecánica cuántica y el electromagnetismo como pilares de una nueva lectura del cuerpo humano. En nuestra visión, el lenguaje construye cuerpos energéticos. No solo nos nombra: nos configura. Y esa configuración puede doler.
Selene es el nombre que le damos hoy a una historia real, de muchas mujeres, de muchos hombres. Su rodilla derecha no deja de doler. Desde niña fue exigida como si fuera un varón. Su padre quería un hijo, no una hija. Y ella, sin saberlo, intentó siempre estar a la altura de un deseo imposible. Su cuerpo, obediente, encapsuló la rabia, la culpa y el resentimiento. Todo eso fue a parar a su rodilla derecha. Esa rodilla que en la psicocorporalidad representa el sostén del deseo paterno. Esa rodilla que en el cuerpo vibracional es un umbral entre el impulso y la dirección.
Freud tal vez habría hablado de conversión histérica. Lacan diría que el dolor es significante. Nosotros decimos que ese dolor es una vibración encapsulada, una frecuencia atrapada entre dimensiones. En Selene, el cuerpo hablaba lo que su historia no podía decir. Y ese lenguaje, vibracional y profundo, pedía ser escuchado desde otro lugar. No desde el diagnóstico, sino desde la presencia.
Heridas emocionales: La posibilidad de resignificar el dolor
La mecánica cuántica nos ha mostrado que el observador afecta el sistema. Que la realidad se define en la interacción. En nuestro modelo, la interacción terapéutica es una co-investigación. El terapeuta no interpreta desde afuera, sino que se deja afectar por la vibración del otro. Y en ese entrelazamiento aparece la potencia: la posibilidad de resignificar el dolor.
El electromagnetismo nos habla de campos. Nosotros trabajamos con campos energéticos en siete cuerpos. Cada uno de ellos sostiene una parte del ser. Cada uno de ellos puede enfermar si no hay coherencia. La rodilla de Selene no era solo una articulación: era un punto de fuga del campo. Y al reconectar con esa parte, al llorar desde ahí, al moverse desde ahí, al gritar desde ahí, Selene comenzó a sanar. No porque el pasado desapareciera, sino porque por fin encontró una forma de habitarlo.
Transformar el dolor en potencia
En Pulsación no vendemos curaciones milagrosas. Ofrecemos un espacio para habitar el presente desde la potencia. Para transformar el dolor en camino. Para reconectar con algo que ya existe en cada persona: su propia capacidad de pulsar. La herida no se borra, pero se resignifica. Y en esa resignificación, aparece un nuevo cuerpo, un nuevo lenguaje, una nueva posibilidad.
Este texto es solo el inicio. Es un llamado a las personas que están listas para mirar su dolor desde otro lugar. No desde la carencia, sino desde la potencia. Porque el dolor, cuando es escuchado en todos los cuerpos, se convierte en fuerza creadora. Y ese es el corazón de nuestra propuesta: que cada ser humano pueda elegir habitar el lugar donde su potencia está disponible para pulsar.
¿Y tú, ya sabes dónde duele tu multiverso?
Tal vez puedas empezar a sentirlo por medio de experiencias psicocorporales. Porque allí donde el cuerpo pulsa, es posible abrir un canal para reconocer lo que parecía olvidado. Desde allí podrás decidir —no como consigna, sino como acto íntimo y vibracional— si deseas habitar la tendencia a tu propio multiverso. Esa decisión es el verdadero inicio: el de pulsar desde tu centro hacia todas tus dimensiones posibles.
En nuestro taller de emociones y dolor corporal descubrirás cómo tus emociones impactan tu cuerpo. Aprenderás a sentir, habitar y comprender tu cuerpo desde lo emocional. Incluye una práctica corporal para explorar tu propio malestar ¡No te lo pierdas!
