En mi caso, la psicocorporalidad nació a partir de un diagnóstico médico: hipertiroidismo y presión arterial alta. Un médico me dijo que todo lo que había hecho en mi vida estaba equivocado y que debía tomar diez pastillas al día.
Ese día sentí tanta rabia que decidí que mi vida no dependería únicamente de lo que dijera un médico. Comencé a explorar la psicocorporalidad y, más adelante, me vinculé a una formación en bioenergética. Ahí comprendí que yo era responsable de mi presión arterial, de cómo funcionaba mi tiroides y de muchas cosas que hasta ese momento no había asumido.
Tiempo después, trabajamos con una coinvestigadora que también tenía hipertiroidismo y presión arterial alta, lo que nos llevó a desarrollar este modelo. Hoy estamos felices de ver cómo la aplicación clínica en nuestros coinvestigadores —a quienes antes se les llamaba “pacientes”— demuestra que es posible gestionar la psicocorporalidad para asumir la responsabilidad de nuestra propia vida.
¿Cuál es el origen de la psicocorporalidad?
No negamos la importancia de la medicina, la psiquiatría ni la psicología, pero desde nuestro enfoque buscamos reconfigurar los conceptos de salud, enfermedad y diagnóstico, rompiendo con paradigmas que han dominado el pensamiento durante más de 2000 años.
Sabemos que hay muchas personas trabajando en esta misma línea y nosotros estamos en ese camino. ¿Cuál ha sido tu experiencia con la psicocorporalidad?
¿Por qué hablamos de “coinvestigadores” y no de “pacientes”?
La medicina, la psiquiatría y la psicología han clasificado a las personas en manuales basados en signos y síntomas. A partir de ellos, se determina que una persona tiene un trastorno, una enfermedad o una condición, estableciendo protocolos de tratamiento predefinidos.
Nosotros, en cambio, trabajamos desde un paradigma complejo y fenomenológico. No describimos al sujeto como si fuera un caso de manual, sino que buscamos comprenderlo en su totalidad.
Por eso, en lugar de asumir que el terapeuta es el único que tiene el conocimiento y el “paciente” es el sujeto pasivo, entendemos que cada persona tiene su propio saber y que juntos —terapeuta y consultante— somos coinvestigadores. A partir de esa interacción, descubrimos nuevas formas de autogestión, permitiendo que la persona asuma un rol activo en su propio proceso.
El cuerpo como parte fundamental del proceso
Desde pequeños, aprendemos a darle prioridad a la mente y la palabra, dejando el cuerpo en segundo plano. En psicoterapia, muchas veces giramos en torno a la conversación y al análisis, pero la vivencia del cuerpo es algo que va más allá de las palabras.
Personalmente, fui paciente en psicoterapia durante años. Pasé por el psicoanálisis y la psicología humanista, hasta que comprendí que tenemos un cuerpo y lo habitamos emocionalmente.
A partir de ahí, inicié mi formación en técnicas corporales y bioenergética. Descubrí que mis manifestaciones físicas —asma, rinitis, alergias— estaban profundamente relacionadas con mi mundo emocional. Después de atravesar este proceso, ya no tomo antihistamínicos, no uso inhaladores y no necesito medicación constante, porque aprendí a gestionar mi cuerpo y mis emociones de una manera diferente.
Esto no significa que la medicina no funcione. Todo lo contrario: creemos que es fundamental y complementaria. Sin embargo, lo que proponemos es que cada persona asuma la responsabilidad de su propio bienestar, integrando cuerpo, mente y emociones.
Psicocorporalidad: un modelo basado en la complejidad
La psicocorporalidad no es un concepto estático. Surge como una evolución de modelos previos, como la bioenergética, pero integrando una visión más amplia. Nos basamos en la filosofía de la complejidad, que entiende al ser humano como un sistema dinámico, en constante movimiento, con múltiples variables en interacción.
💡 Ejemplo: Durante años, nos han enseñado que “siempre hay algo que mejorar”. Desde la escuela nos dicen: “Estás bien, pero podrías hacerlo mejor”. Crecemos con la idea de que nunca somos suficientes.
Desde la psicocorporalidad, aprendemos a ver que lo que somos está bien. No significa que nos quedemos estáticos, sino que partimos desde la aceptación para potenciar nuestra evolución.
¿Qué es el modelo psicocorporal?
Es una forma diferente de evaluar, diagnosticar e intervenir a una persona. Mientras que en la medicina tradicional los signos y síntomas determinan una enfermedad o trastorno, nosotros abandonamos esa idea.
💡 Ejemplo:
Alguien con depresión suele pasar toda su vida buscando cómo dejar de sentirse así, creyendo que debe eliminar la tristeza. Sin embargo, desde la psicocorporalidad no buscamos “curar” nada, sino comprender qué función cumple ese estado en su historia y en su cuerpo.
Desde esta perspectiva, no tratamos de “cambiar” a la persona, sino de ayudarla a enraizarse en su propia existencia para tomar decisiones más conscientes.
Autogestión: La clave del bienestar
Uno de los principios fundamentales de este modelo es la autogestión. Creemos que no hay nada que “sanar”, porque cada persona es el resultado de sus experiencias, su entorno y su historia.
❌ No hablamos de “curar”.
✅ Hablamos de asumir la propia vida con responsabilidad.
Si aprendiste a respirar de una manera, a relacionarte con las personas de cierta forma y a manejar tus emociones de un modo específico, no significa que estés mal. Solo significa que puedes ampliar tus posibilidades y elegir cómo habitarte.
La autogestión permite a las personas acceder a nuevas herramientas y recursos para transformar su manera de estar en el mundo.
💡 Ejemplo:
Un pequeño cambio en la respiración, en la postura o en la manera en que usamos la voz puede generar un impacto profundo en nuestra vida emocional y relacional.
Casos de éxito: el impacto del modelo psicocorporal
Uno de nuestros primeros casos clínicos fue con una coinvestigadora de 73 años, con un diagnóstico de hipertensión, retiro de la glándula tiroidea y dolor crónico.
📌 Antes del proceso:
🔹 Dependía de bloqueos e inyecciones para controlar el dolor.
🔹 Su presión arterial era inestable.
📌 Después del proceso:
✅ No volvió a necesitar bloqueos para el dolor.
✅ Su presión arterial mostró mejoría.
Esto no significa que se haya curado, sino que aprendió a gestionar su cuerpo de una manera diferente.
Estos principios también se aplican en el campo organizacional, donde ayudamos a líderes a comprender sus emociones y reconfigurar su postura, respiración y liderazgo.
Conclusión: La vida es movimiento
El modelo psicocorporal nos invita a comprender que no hay estados fijos. Todo en nosotros pulsa entre expansión y contracción, entre orden y desorden.
El cuerpo es un mapa de nuestra historia, y cada emoción, cada tensión y cada síntoma nos habla de cómo nos habitamos.
💡 Preguntas para reflexionar:
🔹 ¿Cómo habitas tu cuerpo?
🔹 ¿Cómo influyen tus emociones en tu postura y respiración?
🔹 ¿Cómo puedes empezar a pulsar diferente en tu día a día?
Nosotros seguimos explorando este camino con toda la pasión y la alegría del mundo. Gracias por acompañarnos en esta investigación y transformación.